El diario La Capital publicó este miércoles una entrevista con el otrora jugador rugbier del club, que además practicó lucha, fue campeón argentino de natación, waterpolo y también de remo.
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Benjamín Kaffman todavía se siente deportista a los 87 años
Su gran amor es el rugby, deporte que lo conoce desde diferentes aristas ya que no sólo lo jugó sino que también supo ser entrenador, árbitro y dirigente. Con la sabiduría que le dan los años le gusta hablar de ese deporte, que disfruta y sufre con la misma intensidad.
Por Pablo F. Mihal / Ovación
A sus 87 años, Benjamín Kaffman no puede sacarse el traje de deportista. Su gran amor es el rugby, deporte que lo conoce desde diferentes aristas ya que no sólo lo jugó sino que también supo ser entrenador, árbitro y dirigente. Con la sabiduría que le dan los años le gusta hablar de ese deporte, que disfruta y sufre con la misma intensidad. Pero el juego de la ovalada no fue el único en su vida, ya que también practicó lucha, fue campeón argentino de natación, waterpolo y también de remo.
Su primer acercamiento con el deporte fue en el club Macabi, donde practicó lucha con apenas 13 años. Años después llegó a Regatas para practicar remo y otros deportes. “El remo es un deporte bravo y en Regatas estaba la cumbre del remo”, destacó Benjamín al desandar su historia.
“El primer entrenador de calidad que tuvo Regatas fue Mario Roberts y el primer bote que entrenó fue el nuestro. Salimos campeones. Recuerdo que en la Escuela Industrial teníamos un equipo de natación internacional y no perdíamos un torneo. Lo mismo en remo, donde fuimos campeones nacionales. Nos divertíamos mucho. Nuestro equipo era de amigos y eso se notaba. Por eso puedo decir que cada cosa que hice la disfruté mucho”, continuó.
“Cuando empecé a jugar al rugby en Plaza yo ya era campeón de natación y de remo. Me llevó Cacho Schiavone cuando los ingleses se fueron a la guerra, en 1942. Ese año, en el que no tenía ni 18, me enseñaron algunas reglas en un partido. Nada menos que Héctor Alfonso (N. de la R. una verdadera gloria del rugby argentino) me enseñó a jugar de pilar y a la semana siguiente estaba jugando en la primera de Plaza en La Plata. Jugamos en el Bosque y recuerdo que mi mamá me compró todo nuevo: camiseta, medias, pantalón. Estaba todo de estreno, pero la pinta duró poco ya que en el primer scrum la formación se vino abajo y como la cancha era un lago, terminé todo negro, lleno de barro”, recordó Benjamín mientras entrecerraba los ojos y se daba una vuelta por el pasado.
“Después de la Guerra volvimos a jugar en el torneo de la UAR en 1951, en un equipo donde jugaban Cripovich, Lo Cicero, el Nene Alsina, entre otros. De esa vuelta tengo una anécdota. Jugamos ante Biei (Buenos Aires) y literalmente nos pasaron por encima. Me tragué la lengua y eso le pasó a varios. Desde ese partido decidimos cambiar el juego, jugar un poco más duro y así nos empezaron a respetar y pudimos mejorar el juego”, relató.
—¿Por qué el rugby está primero en tu escala?
—De todos los deportes que hice, el que más me gustó fue el rugby porque hace amigos. Para mí la amistad es fundamental. El waterpolo también me gustó mucho, de hecho dejé de jugarlo de grande.
—¿Entrenabas mucho?
—Me cuidaba. No admitía fumar (el que fuma conmigo no juega) ni tomar. No hacíamos ninguna cosa rara y nos manteníamos. Hoy veo que los chicos fuman y toman, y no se entrenan como deben hacerlo.
—Marcás como si hubiera un antes y un después.
—Cambió todo. Antes la cosa era más natural y el rugby era otro juego. Hoy el jugador si no está en optimas condiciones, muy entrenado, no puede entrar a la cancha. El juego de ahora no me gusta. Prefieron el rugby de apertura, no el de contacto.
—Hablaste de varios deportes, pero no de fútbol.
—Es cierto. Muchos años viví en 25 de diciembre (J. M. de Rosas) y Cerrito y en un campito cercano jugábamos a la pelota. Un día me llevaron a probar a Central Córdoba, pero se ve que el fútbol no era lo mío. Era muy bruto.
—¿Hubo algún deporte que no practicaste?
—No me quedé con ganas de hacer ningún deporte. Soy un privilegiado.
—La parte dirigencial también ocupó una parte importante en tu vida.
—Sí, entre otras actividades fui presidente de la Unión de Rugby de San Juan aunque con la condición de que pudiera jugar en Mendoza. También fui director de deportes con Horacio Usandizaga e hice varios convenios con España y Uruguay. Después tuve un acercamiento cuando fue dirigente de Central, pero en el fútbol se mueven otros intereses, no me gustó el ambiente y me fui.
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